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Plan Nacional se fortalece ante desafíos futuros del metodismo unido

En la recién concluida Conferencia General 2016 de La Iglesia Metodista Unida (IMU), la estrategia que presentó en Plan Nacional para el Desarrollo de los Ministerios Hispano/Latinos (NPHLM), para ser discutida y considerada por los comités y la plenaria, fue aprobada sin objeciones.

Este respaldo recibido del seno de la propia Conferencia General, se traduce en la continuidad del trabajo del NPHLM y en la posibilidad de ir expandiéndolo a través de nuevos proyectos y programas en el próximo cuadrienio (2016 y 2020).

El Rev. Francisco Cañas, director del NPHLM, ofreció una entrevista a Comunicaciones Hispano/latinas de UMCOM, sobre las perspectivas y desafíos en el trabajo del Plan, frente a las realidades que vive La Iglesia Metodista Unida y las decisiones tomadas en la Conferencia General 2016.

¿Cómo interpreta el apoyo de la CG 2016 al aprobar el presupuesto del plan nacional?

Básicamente, refleja la consistencia del llamado pueblo Metodista con su compromiso de continuar haciendo discípulos de Jesucristo para la transformación de muchos barrios, pueblos y comunidades

¿Cuáles son las prioridades del trabajo que el Plan se ha trazado una vez aprobado estos recursos?.

Nuestro plan de trabajo continúa siendo tan ambicioso, como ambicioso podría parecer el deseo de continuar engendrando nuevas generaciones de líderes genuinamente comprometidos con los principios y valores del Reino de Dios. El retornar a la constante transformativa del YO en pro de los demás, con el mismo nivel de integridad y compromiso que caracterizara a Jesús, es nuestra primera y última prioridad, lo demás creemos que llegará por añadidura.  Me parece que esa es la forma con la cual podríamos resumir las metas para el nuevo cuadrienio, las cuales procuran responder a los retos y realidades de este nuevo siglo.

¿Cómo ve el futuro del trabajo del Plan Nacional tomando en cuenta, la estrategia de globalización que la iglesia aprobó recientemente en la Conferencia General 2016?

Los Ministerios Hispanos/Latinos en EEUU atienden a personas de toda Latino América, España y El Caribe, lo cual los hace globales en sí. Es en base a esta perspectiva es que me permito afirmar lo siguiente: el llamado fenómeno de la globalización es la realidad económica y social del siglo XXI y no necesariamente una estrategia eclesiástica. Por ser la globalización la realidad dentro de la cual la iglesia vive y funciona hoy en día, es que como Plan, estamos obligados a cruzar los linderos existentes entre la experiencia litúrgica y el quehacer profético, tanto dentro como fuera del ámbito eclesiástico. Finalmente, quisiera reafirmar nuestra naturaleza global como plan hispano/latino y hacer notar que el término “nacional” está perdiendo vigencia en la realidad de nuestro trabajo.

¿Qué implicaciones traería para el Plan Nacional la apertura de relaciones más dinámicas y orgánicas con las iglesias autónomas de América Latina y el Caribe?

Dicha apertura ya existe, de forma orgánica y transformativa. Al adoptar el fenómeno migratorio como una de las venas principales, que nos permiten canalizar parte de nuestra experiencia como iglesia que recibe al migrante diariamente, proveyéndole un espacio seguro y servicios básicos que le permitan reconstruir su vida y su dignidad. En cuanto a las implicaciones lo único que te puede afirmar es que son y serán siempre positivas, constructivas y de enriquecimiento para la iglesia hispana/latina en EEUU y el resto del mundo, ya que hoy más que nunca la “conexionalidad” es una necesidad básica del metodismo y de la sociedad en general.

¿Hay alguna propuesta concreta para que los planes nacionales (al menos el hispano/latino) se globalicen también, para atender a las comunidades inmigrantes latinoamericanas de Europa y/o Asia?

El trabajo se inició hace dos años a través de un proceso colaborativo entre la Junta de Ministerios Globales (GBGM) de La Iglesia Metodista Unida, el Equipo de Trabajo de Inmigración y el Plan  Nacional Hispano/Latino. El énfasis de dicho trabajo ha sido el asunto de la migración a nivel global; programa que es dirigido por el Rev. Jorge Domínguez, en conjunto con un equipo diverso de líderes consientes de la envergadura del fenómeno y su impacto en la vida de la iglesia. La promoción del dialogo crítico y reflexivo en conjunto con el desarrollo de programas y estrategias en distintos contextos en donde se hacen urgentemente necesarios. Algunas de las regiones donde ya se han realizado algunas tareas son Alemania, México y Centro América; obviamente, sin querer excluir otros centros de concentración migratoria donde no hay preponderancia hispano/latina como Francia e Italia, entre otros países.

¿Cómo aborda el Plan el desafío de formar líderes en una iglesia dividida en torno al tema de la sexualidad humana?

Durante los años ochenta dicho desafío se definía, muy acertadamente, como un reto cultural para la comunidad hispano/latina, por la sencilla razón de que la sexualidad humana no era un tema que se dialogaba públicamente y mucho menos dentro de los círculos religiosos y familiares. Hoy en día el mismo tema se califica y se discute desde la perspectiva generacional, cruzando de esa forma muchas de las barreras previamente existentes y amplificando los espacios y las libertades de expresión y practica aún dentro del contexto eclesiástico - religioso. El Plan Nacional consiente de su papel profético dentro de la iglesia y la sociedad y en el ejercicio responsable de su tarea, de compartir los dones de gracia dados en Cristo Jesús, asume la responsabilidad de crear espacios sagrados dentro de los cuales toda persona, en particular de la comunidad hispano/latina pueda gozar de la libertad plena de compartir y convivir con respeto y dignidad mutua.

¿Qué implicaciones traería para el Plan Nacional una posible división de la iglesia?

El factor de división siempre se ha considerado como uno de los métodos más deshonestos e inconsecuentes, por parte del sector más conservador de muchas instituciones religiosas, en contra de aquellos que genuinamente creen que “Dios dió a su Hijo unigénito para que el que creyere en Él no se pierda más tenga vida eterna”. Obviamente muchos procuran ignorar dicho principio como la más tierna y dulce expresión de respeto y aceptación, por parte del Creador a toda su creación, promoviendo entendimientos legalistas y egocéntricos más que compasivos y redentores. Es esta la razón por la cual la iglesia siempre ha estado dividida y siempre lo estará. Que Dios nos ayude a no ser ignorantes de su gracia y compasión.

¿Qué podría aportar el Plan Nacional en favor de la unidad de la IMU?

El ejercicio de su tarea en la aplicación consistente entre el principio de gracia y la práctica de la compasión y el respeto mutuo. 

* El Rev. Gustavo Vasquez es el Director de Comunicaciones Hispano/Latinas de la IMU. Puede contactarle al (615)742-5111 o por el [email protected]

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